Index, Herramienta para la inclusión escolar

 El Index for Inclusion fue presentado en Inglaterra en el año 2000 por Tony Booth y Mel Ainscow en el Centro de Estudios sobre Educación Inclusiva (CSIE) en colaboración con la Universidad de Manchester y el Christ Church University College de Canterbury. A partir de esta primera versión, se han desarrollado otras tres: 

  1. Revisión del Index for Inclusión en 2002 (Booth y Ainscow, 2002), 
  2. Index for Inclusion: developing play, learning and participation in early years and childcare (Booth, Ainscow y Kingston, 2006) 
  3. Tercera Edición del Index for Inclusion (Booth y Ainscow, 2011). 

Esta herramienta fue adaptada y traducida al castellano en el año 2002 por el Consorcio Universitario para la Inclusión Educativa. Posteriormente se elaboró la versión para Latinoamérica con ayuda de la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC), (Booth, Simón, Sandoval, Echeita y Muñoz, 2015). Actualmente tiene 37 traducciones (Braunsteiner y Mariano, 2014), las que han permitido su difusión y uso mundial como una herramienta que promueve análisis, reflexiones, discusiones y propuestas en torno a las prácticas inclusivas. 

El Index for Inclusion es un recurso que incentiva a todos los miembros de centros educativos a protagonizar el desarrollo de una escuela inclusiva, pues permite percibir, introducir y mantener los cambios que requiere la comunidad escolar (Booth y Ainscow, 2002). El Index no ofrece una planificación exacta para el proceso de inclusión. Su objetivo real es promover la autoevaluación a través de tres dimensiones: cultura, política y prácticas inclusivas, para que las escuelas inicien procesos de planificación y colaboración de acuerdo a sus particularidades contextuales (Gutiérrez, Martín y Genaro, 2014). Estas tres dimensiones se descomponen en secciones y estas a su vez en indicadores. Los indicadores se descomponen en preguntas las que le dan significado al indicador mencionado. Esta secuencia de dimensiones, secciones, indicadores y preguntas, van proporcionando de forma progresiva un análisis de la situación del centro respecto a la inclusión.



Las dimensiones Cultura, Políticas y Prácticas Inclusivas, se han elegido para orientar la reflexión hacia los cambios que se deben desarrollar en las escuelas. Las diferentes dimensiones del Index for Inclusion, son definidas de la siguiente manera por sus autores (Booth y Ainscow, 2002): 

  • Dimensión A. Cultura Inclusiva: busca la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaborativa y estimulante, la que tiene valores inclusivos compartidos por todos sus miembros.
  • Dimensión B. Políticas Inclusivas: asegura que la inclusión penetre en todas las políticas y modalidades de apoyo, para mejorar el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. 
  • Dimensión C. Prácticas Inclusivas: las que reflejarán la cultura y las políticas inclusivas a través de las actividades escolares y extraescolares. 

Las dimensiones tienen igual importancia para el desarrollo de la inclusión en la escuela, es decir ninguna de ellas es prioritaria sobre las demás, por el contrario se superponen y complementan. Por su parte las secciones se clarifican a través de los indicadores. Estos últimos son enunciados que declaran la aspiración inclusiva, los que se concretan en las preguntas que permiten aclarar la intención del indicador.

Las metodologías cualitativas utilizadas en estos estudios han sido investigación acción, etnografías, actividad histórico cultural, observación fundamentada, análisis documental y entrevistas. Sin embargo, el Index también es reconocido como una herramienta que permite la autoevaluación de todos los aspectos escolares a través de la participación de la comunidad escolar (Booth y Ainscow, 2002). La descripción y comprensión global de estos aspectos implica que se recoja y analice una mayor cantidad de información, por lo que algunos trabajos han optado por metodologías cuantitativas o mixtas que permitan conseguir estos resultados. En este caso se ha optado por la elaboración de cuestionarios en función de las dimensiones del Index: cultura, políticas y prácticas inclusivas. 

Las metodologías utilizadas han podido poner en evidencia las necesidades y los obstáculos que están presentes en la implementación de la educación inclusiva. También ha permitido que las instituciones tomen conciencia sobre el verdadero sentido de la inclusión y puedan construir una propia identidad inclusiva. De esta manera, este estudio de revisión evidencia que la cooperación es uno de los valores que destaca como fundamental para el logro de un sistema escolar inclusivo. También se puede apreciar que la inclusión debería ir más allá de los límites escolares e instaurarse como un proyecto social y comunitario. 



Estos estudios permiten apreciar que la identidad inclusiva es un asunto de cada institución y que depende de sus creencias particulares, necesidades y rasgos individuales. Por lo tanto, la inclusión debe trabajarse “desde adentro” en la propia comunidad escolar, pero con los debidos apoyos y sustentos que “desde fuera”, desde las entidades estatales, deban procurarse para permitir el logro de un sistema educativo inclusivo. 

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